viernes, 23 de noviembre de 2007

IN ILLO TEMPORE


En el tiempo se recorre la infinidad del espacio, sin darnos cuenta de lo que pueda suceder en un mínimo segundo fraccionario de este tiempo. Suceden en cambios inexplicables signos extraordinarios, en donde el pasado mira el futuro pasando por el presente. Insertos en la fisis (naturaleza), donde todo es dinámico, como algo que surge, que nace, que brota, una realidad esencialmente cambiante. El ser que es estático, la materia, en donde la esencia de las cosas no las percibimos.
El tiempo recorre el espacio, sin poder mirarlo, detenernos y pensar en lo que sucede a nuestro alrededor con nosotros, de los demás seres y en el sentir de la humanidad entera. Nos arrastra el tiempo, el quehacer diario que se nos presente de una manera ágil, cansadora, agotadora, frustrante y devastadora. Pero no es así el sabio ama su tiempo lo disfruta lo comparte y lo contempla, en cambio el necio ocupa la mayor parte de su tiempo en la manera de torturase en pensamientos inútiles, en mirar todo con rutina y encerrarse en el tiempo egoísta para uno, sin pensar en el otro. Dejamos morir nuestras ilusiones, esperando que llegue el mañana y esperar que se nos presenta.
Miremos nuestra vida con los ojos del tiempo venidero, favorable para el crecimiento del ser en su plenitud avanzando cada día a su finalidad ¿Cuál es la tuya?.
Ocupemos nuestro tiempo en sentirnos útiles ante la humanidad que nos observa y la creación que nos exige mirar su destrucción que cada vez se hace inminente. Aprovechemos en compartir la perfección de lo creado, la familia, la amistad y la alegría de vivir.
En el tiempo se fracasa, se ama, se olvida, se perdona y por sobretodo se vive.
En el tiempo conocemos y experimentamos la vida del ser increado e inmutable, que nos anima a seguir adelante, a pesar de las fallas y de las caídas que hemos desarrollado en el tiempo, él perdona nuestras iniquidades.
En el tiempo nos formamos en el seno familiar, en el cual somos formados en el amor, experimentamos la alegría de ser amigo, para que el tiempo del otro sea ligero y alegre.
En el principio existía el verbo y el verbo era Dios (Juan 1;ss), Dios es el tiempo de gracia. Aprovechémoslo y vivamos con seguridad.
El tiempo se consume como la leña en la hoguera que por la tarde el viento hace volar las cenizas de lo que ya fue.
Cada instante del tiempo es irreversible, contemplemos la hermosura de la vida.